Contagioso.
El horizonte está roto: con el poco hambre
que suponen unos céntimos
de cordura, masticamos las prisas
arruinando el bolsillo
en empastes de ambición.
Nos hemos cansado de mirar el rostro del confeso
y agotamos la memoria en etapas escalonadas,
que no ascienden ni tienen fin.
Y ya que no hay ni pa´pipas,
qué viva la decadencia y el estrago
de los indignados…
Total, algo hay que padecer.
Begoña M. Bermejo
Magnífico poema, de mucha actualidad.
ResponderEliminarTe felicito.
Besos,
José Valle
Muchas gracia, amigo.
ResponderEliminarBesos