26 may 2011

Vaivenes


Vaivenes

Hay tantos espacios distanciándose del muro
que el vacío se proclama inminente. 

Se recula, y al seseo de un mosca
enardecida de entusiasmo,
cuando al apóstrofe que su nombre la nombra
en su insonoridad sequía,
la vislumbre, toma el caos sintáctico
en el poema. 

El viscoso y lascivo aleteo,
que las letras forman,
camina del pie
a la mano, al pecho, a la boca… como locura
de lo escrito. 

Pero el látigo en pluma empuñado de verdades
ante las pecaminosas muchedumbres, que le señalan
el desnudo como arma arrojadiza de emociones,
se ve ante un castigo que persevera
lacerando el dolor de lo humano
para acercarse a la realidad. 

Y es que es irreversible
la miñambre,
el temor,
el recuerdo de la niñez…,
la causa,
la posteridad artística diluida,
un cubo de agua arrojado en tierra,
la visceral situación de la vida (…), en los seres y un espacio,
cuando el vacío se adhiere,
como unidad de todo
ante el espéculo disociativo. 

Begoña.

1 comentario:

  1. Estupendo, amiga. Siempre me ha resultado de placer leerte; ahora, se suma el gusto de admirar tu pintura. Beso.
    Pichy

    ResponderEliminar