Desierto
Cruel rufián, estepario de vendimia estéril
lágrimas vienes a pedir
como riego de tu hoguera
Rasgas las vestiduras de la inocencia
con llantos que ahogan mares
para pretender de lástima
Prestas erial de florituras
en los oasis carentes de agua
con el gorjeo de un sarcasmo
Cedes la mano al miedo
para cubrir las grietas del amor
en las ventiscas de arena
Das paso al olvido
cuando acaecen las tardes
para refrescar tus abruptas tierras
No, no supliques mi entrega
a la esclavitud del desierto
pues hallo en ti, soledad.
Begoña M. Bermejo
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